Ofrecerles la oportunidad de trabajar con otros compañeros similares.
Somos seres sociales. Nos gusta estar rodeados de otras personas, sentirnos incluidos dentro de un grupo, pertenecer a él y sentirnos respetados por el resto de integrantes. La necesidad de aceptación es parte de nuestra autoestima. Es por ello por lo que cuando un niño o niña no consigue conectar con sus compañeros se siente raro, que hay algo malo o incorrecto en ellos. Se genera una situación de inseguridad, el autoconcepto que tienen de ellos mismos se mina y baja inmediatamente su autoestima.
Es por ello importantísimo que encuentren espacios compartidos con otros chicos y chicas con sus mismas características. Sentirse reconocidos en ellos, sentir que no son raros, que pertenecen a un grupo. No se trata por tanto de elitismos ni de separar, sino de darles aquello que necesitan para crecer desarrollando su personalidad de manera positiva y sana. Cuando un niño se desarrolla en una situación emocional normal, será un adulto psicológicamente más fuerte y preparado para afrontar con seguridad los retos que la vida le deparará en el futuro. Con más o menos acierto, pero con seguridad y fortaleza emocional.
Necesitan ampliar el tiempo que dedican a las relaciones sin máscaras ni filtros, sin disimular lo que son, sus inquietudes, sus comentarios que dentro de otros grupos son calificados de desacertados, inoportunos o fuera de lugar; procesar la información de la manera que sólo ellos lo hacen y compartirlo sin miedos, siendo comprendido, o al menos no ridiculizado. Por supuesto que necesitan relacionarse con todos, la inclusión es necesaria, pero sin esos espacios y momentos para conectar con “su verdad”, con su entorno, con su forma de ser sin tener que ser disimulada, no serán capaces de relacionarse con el resto sin sufrir, puesto que no tendrán las herramientas para ello, no habrán tenido espacios para construirlas.
Encontrar un grupo de iguales les hará sentirse “normales”, ver que no son raros, que no hay nada malo en ellos, hacer crecer su autoestima y facilitarle herramientas para enfrentarse a un mundo en el que, desafortunadamente, será habitual que se les estigmatice, rechace o ridiculice. En los programas de las asociaciones encontrarán esos espacios de conexión, es algo necesario, pero no suficiente. Donde más horas al día pasan es en los centros escolares, un lugar donde beberían ser comprendidos en su diversidad y peculiaridad. Si las particularidades de este colectivo no son conocidas y tenidas en cuenta por parte de los equipos escolares (personal de apoyo, profesores, dirección), estos niños nunca podrán socializar sin esos filtros en los entornos escolares, les estaremos obligando a luchar contra titanes en entornos donde claramente están en desventaja y sin ninguna posibilidad de hacerse entender. Los estaremos minando psicológicamente de manera que esta situación acabará desembocando con total seguridad en situaciones que, en el mejor de los casos sólo requerirán de unas sesiones de psicología especializada y en el peor de ellos en suicidio. Evitémoslo, hagámosles crecer de manera sana interesándonos por su particularidad en sus centros escolares, por sus necesidades, atendiéndolas y ofreciéndoles ese entorno que necesitan para convertirse en adultos sanos, seguros y autónomos. Sólo necesitan ser entendidos y respetados, como cualquier otro, pero dentro de su particularidad.
Los niños, niñas y jóvenes de Alta Capacidad, necesitan, al igual que el resto, poder sentirse y mostrarse tal y como son, sin disimulos, filtros o máscaras y aun dentro de esta naturalidad, ser comprendidos y aceptados.
El hecho de vivir en una sociedad significa formar parte de ella, lo que supone aceptación y reconocimiento del resto de las personas que componen esa sociedad o ese grupo. Especialmente, cuando aparece un integrante diferente, la necesidad de aceptación se acentúa, pero también el riesgo de rechazo ante lo diferente, lo desconocido. Necesitan que se les entienda y trate sin prejuicios que no se presuponga que, por ser lo que son, tienen la solución a cada problema, saben actuar en cada situación. Simplemente razonan de manera diferente y a otra velocidad, pero no lo saben todo, no nacen aprendidos, necesitan de apoyo, experiencia y aprendizaje como cualquier otra persona. Lo que es seguro es que, en ese camino de aprendizaje se encontrarán con disyuntivas y dudas que el resto no tendrá, por eso necesitan tanto el apoyo de sus profesores y familia, de la sociedad que les rodea, porque aunque resulte a priori incomprensible, su condición hace que duden de todo y ante todo, necesitan sentirse entendidos y confiados para poder rendir, en un inicio, al nivel de otros y si se les ofrece el clima de confianza y respeto que necesitan, al máximo de sus posibilidades.
Y sobre todo…piden tener que dejar de demostrar continuamente sus capacidades. No son súper héroes capaces de volar que si les damos una capa, se lanzan desde una azotea como pájaros, ¿se le pide a un menor con otras necesidades como Asperger, dislexia o autismo, que lo demuestre constantemente? No les presionemos y dejémosles vivir con normalidad dentro de su particularidad.
Cuando das más fichas para hacer a tu alumno de Alta Capacidad, en principio te lo aceptará con buen agrado, pero con el tiempo dejará de tener interés ya que lo percibe como un castigo. Empezará a hacer mal las tareas a propósito, o a dilatar el tiempo de manera intencionada ya que “¿por qué si me compañero hace tres ejercicios yo tengo que hacer seis?, ¿por qué en lugar de ser premiado por ser más rápido o eficiente soy castigado con más tarea?, ese tiempo desde que acabo, ¿no me podrían premiar con tareas que me resultan motivantes e interesantes en lugar de hacer más de lo mismo o de lo que me desagrada?”.
Si quieres darle trabajo de su nivel, no le hagas hacer primero lo que ya tiene superado, prémiale dándole otras tareas que le supongan algún reto, enriquécele las que ya hace o dale tareas diferentes desde el inicio. Necesitan retos nuevos, pero siempre sin perder de vista que no nacen enseñados, y aunque son muy intuitivos, a lo mejor tienes que darle una pequeña explicación de cómo superar los nuevos ejercicios.
Seguro que más alumnos de tu clase querrán hacer este otro tipo de trabajos y te intentarán demostrar que tambien pueden, deja abierta la oportunidad a todo aquellos alumnos que sabes que están más avanzados, pero no cometas el error de creer que el primero de ellos debe ser el profesor que les enseñe al resto, esa no es su tarea, son niños y no se les puede cargar con una responsabilidad que ni tienen que tener, ni en la mayoría de los casos desean.
Si ellos son capaces desde temprana edad de darse cuenta de que son diferentes, lo que esperan de los demás es que les entendamos, respetemos y convivamos con sus diferencias sin intentar que se comporten como los demás.
Cuando les pedimos u ordenamos que cambien su comportamiento para que entren dentro del patrón preestablecido como “normal” (por ser el habitual de la mayoría de personas), eso les disgusta, les frustra y finalmente le aboca a una situación en la que, si son sumisos acabarán sufriendo emocionalmente primero y derivando después en somatizaciones físicas (dolores de cabeza, estómago, problemas de piel, etc.), y si son rebeldes acabarán en estadios de ira, insumisión y finalmente en inadaptación, aislamiento y rechazo social que dependiendo de la edad y entorno podrá acabar en problemas de drogadicción, adicciones o suicidios en los casos más extremos.
No se trata sólo de que tengan un razonamiento distinto, se trata también, y quizás este por ser el aspecto más desconocido de la Alta Capacidad, el que menos se entiende y genera más rechazo en estos niños, de que presentan en la mayoría de los casos hipersensibilidad sensorial. Significa esto que sus sentidos están agudizados y lo que para el resto pasa desapercibido, para ellos es una molestia insoportable: determinados ruidos, olores, tejidos… suponen tal molestia para ellos que incluso llega a producirles dolor. Si no entendemos esto, y además les obligamos a soportarlo “porque no entiendo que esto te pueda molestar, mira que eres raro”, les estamos ahondando su sentimiento de inadaptación y haciéndoles sufrir, sufrimiento que a la larga acarreará consecuencias emocionales sin lugar a duda.
Es por ello por lo que debemos primero entenderlos, luego respetarlos en su diferencia para no hacerlos sufrir y en medio de este camino, explicarles el por qué sienten y razonan distinto para que lo comprendan y no se sientan unos inadaptados.
Somos los adultos los que debemos darles esas respuestas y explicaciones para que entiendan su particularidad, la acepten y por tanto se acepten a sí mismos tal y como son, sin sentimientos de culpa, de frustración o inadaptación de manera que consigan ser felices dentro de sus diferencias.
Cuando se le pide a un alumno de Alta Capacidad que explique la lección a un compañero, le estamos poniendo en un compromiso. Querrá agradarte, pero:
Si, aun así, alguna vez se utiliza esta medida, debe ser algo muy puntual y esporádico y que siempre sea compensada buscando a un alumno un par de cursos más avanzados para que él tenga esa misma experiencia de ser ayudado por otro alumno al que, al ser mayor que él, respetará y con el que se sentirá más a gusto por estar más cerca de su madurez intelectual que los niños de su edad.
Su bajo rendimiento surge de su estado de desmotivación, fruto de un aburrimiento crónico y de la frustración generada por una escuela que no le comprende, en el peor de los casos incluso le llega a ridiculizar y le castiga por ser un elemento discordante y generador de conflictos. El niño habitualmente se ve obligado a aprender lo que ya sabe o a realizar ejercicios repetitivos o que ya tiene superados. Además de soportar esto, se le responsabiliza por su bajo rendimiento, por no poner interés y provocar situaciones de rebeldía.
Para evitarlo, prepara tus clases con varios niveles de dificultad. Seguro que no todos tus alumnos aprenden a la misma velocidad, por lo que más de un alumno se verá motivado a llegar más lejos cuando les ofrezcas la oportunidad de aprender a distintos ritmos de velocidad y dificultad.
Para motivar a que más alumnos quieran participar en esta forma de aprender, recompensa este esfuerzo con ejercicios divertidos y diferentes, que les supongan un reto y verás cómo sube el nivel de toda la clase al verse cada uno reconocido por su esfuerzo a su nivel.
¿Tienes un alumno que siempre está dando las respuestas, que es el primero en levantar la mano para contestar o que lo hace sin guardar esa impulsividad?
Como niños necesitan el reconocimiento y la aprobación de los adultos, no pueden evitar mostrarte sus conocimientos para llamar tu atención, para sentirse valorados, como cualquier otro niño. Este comportamiento además es señal de que está motivado con el aprendizaje, no se lo destruyamos. Si no está dejando lugar para que otros niños intervengan, habla en privado con él, explícale que estás muy contento de que esté atento y que te asombra que tenga tantos conocimientos, pero que es necesario que le dé la oportunidad a sus compañeros a contestar para que ellos también lo puedan demostrar.
Tú preguntaras y si sus compañeros no responden, le preguntaras a él, y si no lo sabe, no pasa nada, no tienen por qué saberlo todo, para eso va a la escuela, para aprender. De esta forma le darás reconocimiento y crearas un vínculo de complicidad con ese niño, a la vez que le transmites confianza por haberle pedido en privado su colaboración, y aprenderá a controlar la impulsividad, pero sobretodo se sentirá valorado y contento de poder demostrar sus conocimientos sin destruirle la motivación y el disfrute por aprender.
Cuando se les hace trabajar juntamente con compañeros de diversas capacidades, se piensa que es beneficioso para él. Ellos esto no lo ven así, pero no es un problema de capacidad, si no de metodología.
En estos grupos si los roles no están bien marcados, con un reparto de tareas ajustado a las capacidades de cada componente, el alumno de Alta Capacidad siente que sus compañeros no le entienden, que tiene que esperarles de manera constante, que está el sólo frente a los demás tirando del grupo y esto, por un lado al niño de alta capacidad le agota y el resto de compañeros dejan de esforzarse porque esperan que sea el alumno AACC el que lo haga por ellos, el que les saque el trabajo y deje de darles directrices; por lo que finalmente no es beneficioso para nadie.
Es tan importante que trabajen con grupos homogéneos y su trabajo pueda fluir, como con grupos heterogéneos para que aprendan a trabajar en grupos donde haya que consensuar y adaptarse unos a otros, pero cada miembro debe tener clara su tarea según sus habilidades; los roles pueden ir cambiando, pero siempre han de estar definidos para no crear desequilibrios en el grupo que frustren a unos y tapen la pasividad de otros.
Actúan como si tuvieran diferente edad según las circunstancias
Si es así, es una característica de las personas de Alta Capacidad y se llama disincronía. El niño puede, por ejemplo, tener una edad cronológica de 8 años, pero en los temas que le interesan, hablar como un adulto, tener reflexiones de la vida como un adolescente, sentir las emociones como un niño de 12 años y tener berrinches como uno de 4 años. Todas estas edades caben dentro de la misma persona, sí. Pero es que, además, esto le crea una serie de frustraciones y dudas internas que deben ser entendidas, encauzadas y acompañadas por un adulto. No te olvides nunca de que es un niño, que lo que viva lo hará bajo el prisma de su experiencia cronológica, pero con sentimientos que pueden ser de edades mucho más avanzadas, y esto a veces, les hace sentirse fuera de lugar e incomprendidos. Ayudémosle a entenderse y a gestionarlo de una manera positiva.